Yo sólo te recuerdo junto al piano, a los lejos, sobre el piso de madera, inmensa en lo pequeño de tu goce salvando con tu canto a las sirenas. Si supieras cuánto importa tu sonrisa, si supieras cuánto vale que me quieras, quizás no te verías hoy tan triste por lo triste que tu madre hizo que fueras. Madre, deja de llorar por lo perdido suelta de una vez mi alma al viento, se muy bien que es tu deseo más querido que mi voz, tu voz, olvide su lamento. Te compré con tanto amor este vestido, y arreglate el pelo como en aquél tiempo, bailá en tu mejor vals cada latido, si hoy quisieras puede ser tu nacimiento. Por favor que nada ya te amarre ni la culpa, ni yo, ni los cementerios, que vibren nuevamente los caireles, hazme libre en tu alegría, te lo ruego. Madre, deja de llorar por lo perdido suelta de una vez mi alma al viento, se muy bien que es tu deseo más querido que mi voz, tu voz, olvide su lamento.