Victor Manuel

El hombre del piano

Victor Manuel


Toma el vaso y le tiemblan las manos, 
apestando entre humo y sudor, 
y se agarra a su tabla de naúfrago 
volviendo a su eterna canción. 
na nana  naranananarana nara naaa  nananaaaaaaaaaaaaaa     

Toca otra vez, viejo perdedor, 
haces que me sienta bien, 
es tan triste la noche que tu canción
sabe a derrota y a miel.

Cada vez que el espejo en la pared
le devuelve más joven la piel,
se le encienden los ojos y su niñez 
viene a tocar junto a él;
pero siempre hay borrachos con babas 
que le recuerdan quien fue, 
el más joven maestro al piano 
vencido por una mujer. 

na nana  naranana narana nara naaa  nananaaaaaaaaaaaaaa     

Ella siempre temió echar raíces
que pudieran sus alas cortar,
y en la jaula metida, la vida se le iba 
y quiso sus fuerzas probar;
no lamenta que de malos pasos
aunque nunca desea su mal, 
pero a ratos con furia, golpea el piano 
y algunos que le han visto llorar.
na nana  naranana narana nara naaa  nananaaaaaaaaaaaaaa     

Toca otra vez, viejo perdedor, 
haces que me sienta bien, 
es tan triste la noche que tu canción
sabe a derrota y a miel.

El micrófono huele a cerveza 
y el calor se podría cortar, 
solitarios oscuros, buscando pareja
apurándose un sábado más;   
hay un hombre aferrado a un piano 
la emoción empapada en alcohol,
y una voz que le dice: 'pareces cansado
y aun no ha salido ni el sol'.

na nana  naranana narana nara naaa  nananaaaaaaaaaaaaaa     
Toca otra vez, viejo perdedor, 
haces que me sienta bien, 
es tan triste la noche que tu canción
sabe a derrota y a miel.