Era la noche triste el cuerpo frío de hambre y sudor eran los días largos con la esperanza de algo mejor. Eran mis veinte años la triste sombra de la desilusión solo, solo el mundo desde que ella me abandonó. Sylvia, vivimos juntos la lucha, el odio, hambre y amor. Sylvia, soñamos juntos en la alegría y en el dolor. Sylvia, ¿por qué juraste tanta promesa llena de amor? Sylvia, ¿por qué besaste si no sentía tu corazón. Antes cuando ella estaba había sólo lucha y amor. Pero la tarde aquella abrió la puerta y dijo adiós. Luego pasó algún tiempo la vida dura me sonrió. Ahora que tengo todo en esta casa falta su voz.