Cuentan que no eras feliz te vimos siempre así con esa risa que amamos en ti te fuiste sin comprender lo que es la soledad buscando a tientas la felicidad. Eras la hermana que siempre se va deja la casa y se larga con su libertad con la maleta y poco más. ¿Quién no soñó aquella piel con tanta desnudez y aquel ceñido imposible jersey? Probablemente fue abril cuando alguien te besó los labios gruesos de rojo carmín. Entre la sombra y a luz apenas eras tú una cometa sobre el cielo azul. A quién podría importar tú, que dormías mal que unas pastillas te dieron final. Eras la hermana que siempre se va como aquel hada madrina de un sueño feliz por siempre tuyos, Marylín.