Hay un banco en el parque de verde y blanco pintado (cientos de árboles secos en él cientos de viejos sentados en él) no quisieran ser derribados. El de la esquina es Manolo que nació con los pies planos, capitanea una tropa de viejos enamorados. Tiene una novia en Castilla y otra en Ribono de Abajo. Tiene una gran cantidad de trigo que ya no cuidan sus manos. Llega un viejo avaro y verde nunca mejor bien hallado. Le debe un duro al buen Paco, un andaluz jubilado. Hay un silencio de muerte, suspiros entrecortados, hay un nervioso siseo, tres mozas van paseando.