(Suena el timbre del teléfono. Después de mucho rato, Daniel -que está leyendo el periódico- conecta el contestador automático) Usted se ha comunicado con el Centro Estatal de Asistencia al Suicida. En estos momentos todos nuestros operadores están ocupados. Mientras espera a ser atendido le ofrecemos nuestra música tranquilizante preparada por los expertos del centro. Espere un poquito más, no cuelgue y no se cuelgue. Nuestros problemas son sólo bobadas. Siempre hay personas más desgraciadas. La vida los atrapa con una red. Y están peor que nosotros. Por ejemplo: Usted. Olvide esas lúgubres ídeas Todo va bien Olvida, ya debes olvidarlas Todo va bien Ya lo has olvidado Ya no te acuerdas de que ibas a suicidar... Todo va bien, todo va bien, muy bien, bien, bastante bien, casi bien, MAL ¿Problemas? A los problemas dígales: No me importa Este tiene grandes deudas. No me importa, no me importa Este es muy tartamudo. No me impo-porta, no me impo-porta A este su mujer le engaña. No me importa, no me importa Lo engaña con un barbudo. No me importa, no me importa Muy grande y muy forzudo. No me importa, no me importa Le decimos el cornudo. ¡¡No me importa!! (hablando por teléfono) Centro Estatal de Asistencia al Suicida, buenas noches. ¿Por qué asunto es? Pero, hombre, no se preocupe, la vida es hermosa. Sí, lo escucho, ajá, ajá, ajá, ¡opa!. Pero no se preocupe hombre, la vida es hermosa. Pero si al cabo usted tiene un montón de años por delante para gozar, para ser feliz. Dígame, ¿qué edad tiene? Ah, ah, sí no le quedan tantos. Pero yo siempre digo que la vida es hermosa, que la vida merece ser vivida; en cambio la muerte merece ser morida. Sí, es muy bueno, muchas gracias. El del lorito japonés lo sabe?. Ante todo, según la ordenanza nacional 3426/8 deberá responder a algunas preguntas antes de suicidarse. ¿Es la primera vez que se suicida? ¿Motivos del suicidio? Que no le pagan en su trabajo. No se preocupe, la vida es hermosa, el estado lo cuida. Ya me siento mejor porqué me ayudará el estado ya me siento mejor mejor me siento a esperar sentado. ¿Cual es su trabajo? Ah, es empleado del estado. Que el dinero no le alcanza. No me lo diga a mí. Tampoco me alcanza para nada. Nooo, lo que pasa es que cuando empecé a trabajar aquí me dijeron que me pagarían de acuerdo a mi capacidad. Con esa miseria no me alcanza para nada. Las deudas crecen, tiene razón. No, no sé, qué sé yo. No sé qué voy a hacer. Cada vez que pienso en esto le juro que me dan ganas de matarme. ¡Cómo que no me ponga as!. Usted me dice eso para darme ánimos