Nada más puedo dar Nada más Ofrecer, que el calor de mi piel... Nada más puedo dar Nada más Ofrecer, que el sonido de mi voz... Pues soy tan sólo el burrito de la cueva que estaba al lado de Dios cuando nasció, cerca a su lado cuando nasció, cuando nasció Y nada más puedo dar Nada más Nada más que el calor de mi piel Y nada más puedo dar Nada más Nada más que mi alento, y rebuznar...