Anoche estuve conversando con mi cigarrillo me sentí cansada, cansada, aburrida y tan vacía que a veces hasta pienso que ni siquiera existo, que aveces hasta pienso que ni siquiera existo. Lo encendí muy lentamente le dí una fumada y al mirar el humo que en el espacio se volatizaba, recorde tantas cosas que creí olvidadas, se las conte todas mientras que lo fumaba. Le converse de tí y de mis añoranzas, le conte de tus besos y de mis esperanzas, le conte de tu olvido de mis lagrimas tantas, de aquello que vivimos y que hoy se ha vuelto nada, le dije que es posible que a mí nadie me quiera por que he intentado vivir a mi manera, por que me he negado ha pagar el tributo de bajeza y pecados que hoy nos exige el mundo.