Para una guerra cantando en otra tierra en busca de belleza un día partí mim Allá en mis muros un porvenir seguro dejaba yo a los míos cuando fui. ¡Cuánta miseria, cuánta barbarie y piedra! Sufriendo a mis hermanos yo encontré. Y me crecieron dolores justicieros que como roja espada levanté. ¡Ay! ¡Roja espada, qué bella y que alada, que pura y sagrada sim tu vas! Toda la sangre te brilla y te arde cantando tu canción de la verdad. ¡Ay! Roja espada de causa encantada, de lucha enconada y tenaz. Yo te deseo, te canto y te creo tanto que no veo más porvenir que el fuego. Yo seré el brazo que te empuñará.