Amores de turno padecen tu avaricia, dejas que sus luchas sean siempre vagas, someten su vida a tu cruel injusticia, y eligen tu traba quedar en la nada. Un árbol que deja caer pocos frutos, y ostenta de lejos montones de ellos, mujeres saciables no pierden su tiempo, queriendo trepar a ese vil resoluble. La luna se muestra, la niña descansa, y hay noches que un ángel alcanza su rama, el árbol concede todas sus manzanas (todas sus manzanas y el sol) y el sol en su viaje se viste de gala (se viste de gala), soñando poder al llegar la mañana, ver a estos dos locos uniendo sus almas ehee.. Un viernes de invierno lucio su imprudencia, la niña feliz diviso sus cortezas, noto que con ellas podía escalarlo, subió donde pocas pudieron lograrlo, allí estaba el ángel siempre reluciente, amable tomo de la mano a la dama, quien pudo por fin ubicarse en sus ramas, culminando así su acción inteligente. El ser celestial percibió en nuestra niña, dotes de grandeza y sintió que era indigno, gozar privilegios que aquella debía cedió ante su aura y con gestos benigno, bajo de aquel árbol jurando ese día, tomar solo frutos que le correspondían... Existen millones de fabulas tristes, no todas culminan con vino y perdices, se puede jurar que no hay nada mas triste que un ángel dejando la magia pudrirse ehee (que un árbol dejando.. lalalala)