Parpadean los cielos confundiendo sombras y el agua comienza a caer; un presentimiento aún sin nombre envuelve a Isabel. Libera un pasado cargado en recuerdos más dulces que su realidad; cada vez que el cielo se quiebra los siente llegar. Todo es posible y nada se pierde en Macondo. Hasta sus fantasmas rehúsan ir a otro lugar. Isabel siente la lluvia en Macondo darle olor a su soledad y explicación a su ansiedad, borrando el pecado. Llueve en Macondo; relámpago, limpia un dolor ancestral. Sonríe a tu entraña pues todo es posible cuando uno revive el ayer; el tiempo no existe, ni el miedo a lo que hubo una vez. A hierba mojada, a tierra encantada, hoy huele a nostalgia el jardín. Cien años resbalan, misterios que no tienen fin. Cae agua de luna en Macondo, limpia un pecado inmortal.