Porque las lluvias amargas llenan los aires de llanto; muerte nos tapa la cara vida se ha vuelto un sarcasmo Un hombre desterrado que siente ajeno el pan que come, ajeno el aire que respira, ajeno el rostro que lo mira. Un hombre desterrado y aquella calle que se pierde aquel rincón que se deshace y aquella plaza que se borra. Un hombre desterrado y la nostalgia que atenaza y todo lejos, sin retorno y un hoy extraño y extranjero. Un hombre desterrado. No existe límite en el llanto, no tiene término la muerte que aquélla afrenta no conciba. Mujeres desterradas. No existe límite en el llanto. Un niño desterrado. No tiene término la muerte. Un hombre desterrado. Ya la palabra va diciendo que madre-tierra y padre-cielo, que luz hermana y mar hermano se van muriendo... se van muriendo.