Pedro Guerra

Maquila

Pedro Guerra


Una mujer sentada, 
agazapada y sola, 
contra la fría noche 
que tiene un pie en la aurora. 
Lleva un pañuelo negro. 
Silencio en la mirada. 
Cuando se sube al coche 
se queda adormilada. 

Trabajará diez horas 
y ganará tres euros. 
Quinientos transistores 
ensamblarán sus dedos. 
Un ruido de engranaje 
se escucha en la maquila. 
Seiscientas manos tejen 
al despuntar el día. 

Y cada vez, el miedo. 
La oscuridad las nombra. 
Algunas nunca vuelven 
y todas mueren solas. 

Una mujer sentada 
junto a la mesa, sola. 
Escucha conmovida 
el hilo de la historia: 
Príncipes y princesas 
de la radionovela, 
nacidos en el barro; 
hoy brillan como estrellas. 

Mira la radio y piensa 
que se gastó el ahorro: 
meses, semanas, días… 
guardando poco a poco. 
Mira la radio y piensa 
en cuántas, como ésa, 
se escapan de sus dedos 
cada mañana… piensa. 

Y cada vez el miedo. 
La oscuridad las nombra. 
Algunas nunca vuelven 
y todas mueren solas.