Estás alegre y cantas de reojo. Jamás el vino entró en cueva tan clara. Al trasegar mi beso aleteó tu ojo Y fue cual si mi sangre parpadeara. Espero ser bebido cara a cara, Espera ser libada a tus antojos. Si una sed semejante yo criara Soñaría tu sangre un vino rojo. Después de todo y ante nada acaso, Embriagándonos ambos sin clemencia, Nademos tiempo adentro en el lagar. Me bebes hasta hacer de mi horma un vaso. Te bebo y cuento ahogar mis impaciencias, Pero ellas aprendieron a nadar.