Una luna vacía me mira dentro del cielo Y yo, estribando corto, como un ladrón me voy yendo Porque robé el sabor de una ternura con dueño. Ojitos verdes tuve brillando como luceros Y una trenza triguera que iba aleteando en el viento Cuando llegué a su casa con mis pesares de invierno Y entibiaron mi sangre sus blancos brazos abiertos, Sus blancos brazos abiertos. A veces me pregunto si me esperaba a lo lejos Escondida a la sombra de mi viejo compañero Como la fiera aguarda vadeando sombra al viajero Para saltarle al alma con diente y garra, mordiendo. Tanto burlar tranqueando la torrentera y el cerco Para caer de noche debajito de su pelo Y en sus ojitos verdes hacer nidal pa' los sueños, Hacer nidal pa' los sueños. Por esas rutas largas que anduvimos con esfuerzo Y esas lunas mordidas que zurcen los pensamientos De tu casa me aparto con el dolor en los huesos. Yo no quería tocarla y se me metió en el pecho, Se me enredó en la sangre, Se me apialó en el deseo, Y en sus ojitos verdes busqué un nidal pa' los sueños Cuando al monte subiste para esconder los troperos. Perdóname, compañero.