Tú me dijiste que no me querías con el silencio de una noche fría. Y allí cayeron mis dos alas, bajo la lluvia, rotas y mojadas, las que un día alzaron vuelos por tu amor. Sigo esperando al borde de tu olvido, entre promesas y algún sueño herido. Sigo esperando a la deriva a que el azar me devuelva la vida, deshojando margaritas, como una estúpida que quiere amar. ¡Cómo llora el corazón! ¡Cómo duele aquél adiós! Voy muriendo sola ante la luna entre el deseo y el dolor. Y ahora por las mañanitas te busco entre el aroma fresco de la brisa pa ver si tengo suerte y encuentro tu risa, a la orilla del mar. Dime cuál es el camino por donde van las niñas que les duele el alma. Dime si no te tengo por qué no te olvido. Hoy lloro lágrimas de sal. Tú me dijiste que no me querías. Me hice pequeña con mi cobardía. Abandonada entre la nada en el altar de las enamoradas. Aún añoro esas caricias, las que encendieron fuegos de pasión. ¡Cómo llora el corazón! ¡Cómo duele aquél adiós! Voy muriendo sola ante la luna entre el deseo y el dolor. Y ahora por las mañanitas… Calma, hoy sólo quiero calma. Calma.