Si te subes a mi corcel de acero, jamás te arrepentirás; con él vamos en busca de tu alma, seguro la encontrarás; uh, uh; uh, uh, uh, uh, rodeando tu mundo interior. Recordando al fin que el miedo es ficticio, tenemos que salir de aquí; usaremos la montaña del Sol, del valle de tu imaginación; uh, uh; uh, uh, uh, uh, a un millón de años atrás. Entrarás al fin, nos encontraremos, tendrás otra oportunidad; para escuchar aquella leyenda, podrás ver al Dios de metal; uh, uh; uh, uh, uh, uh, tendrás otra oportunidad. En mi corcel de acero... que habita en la voluntad... jamás te arrepentirás... yo estaré luchando por ti... en un remoto país.