Yo quiero una casa que nos huela a pinos Donde la libertad nos vea crecer Donde pueda mirarme en tus ojos finos Ostentando tan solo la sencillez Yo quiero que pase desapercibida Que solo la vea quien la Luna ve Y que solo brille si al tejado arriba La astilla de plata del amanecer Yo quiero una casa pequeñita y baja En donde solo quepa la voz del mar Donde sea pájaro decir migaja Y donde nunca pese la soledad Yo quiero una casa con un mate tuyo Llegando a mis manos por necesidad Y al verme rendido en su mundo de yuyos Soñar los sueños de los que ya no están Yo quiero una casa que comprar no pueda Sin alarmas ni guardianes ni candados Sin más murallas que altivas alamedas Para que no falte sombra a mis hermanos Y que no nos falte en la casa la mesa Tendida al milagro del pan y del vino Con una guitarra que rece traviesa El canto de todos que es el canto mío