Estaba cansado de verlo contento Cansado de verlo presumiéndote Con su mano izquierda te paseaba lento Y con la derecha saludándome Ahora tú me dices que soy asesino, Que de locura enfermé Pero te contesto que el hombre mas cuerdo Por una mujer se puede enloquecer. Fue por esas mil quinientas dos razones Y por mil quinientas dos razones más Que junté dinero trabajando en noches frías Para un arma fría poder comprar Y todo para darle muchas buenas noches Y muchísimos días más, A ese que ahora duerme Y que se acobija con la tierra que pisas.