Has llegado a buen tiempo, amante fiel y torpe que me enfermas y me obligas. Qué pronto has empezado a exigirle al absurdo soñador que baje al suelo. Nadia, Nadia, tus ojos van a mirar de otra manera. No sé lo que preguntarán, dónde verán amor y qué les dará miedo. No sé qué harás tú con tu voz, si un pétalo de flor o una brasa de fuego. Nadia, Nadia, tus ojos van a mirar de otra manera. Corro hacia donde duermes, y siempre desespero si no te oigo respirando. Resultas importante, más que un libro donde alguien anotó su vieja historia. Nadia, Nadia, tu dedo joven deberá acusarme. Si dejo algo sin hacer, si no me pido más, si no lo arriesgo todo. Si dejo fiebres en tu piel y si hago concesiones sin ningún enojo, Nadia, Nadia, tu dedo joven deberá acusarme, eso lo sé.