Había que herir de muerte a la ignorancia, sombra feroz, veneno del pasado, abrirle brecha, camino a las verdades y hacer a las ciudades abrazarse a los campos. Había que ir cambiando las distancias, sembrar de letras todo nuestro horizonte para poder matar a la miseria con el arma de guerra del lápiz, compañero, para poder salir del agujero y descorrer los velos para asumir la ciencia. Patria, mira tus hijos… ¡cómo van! míralos subir cuestas, cruzar ríos… ¡cómo van! míralos ensancharse el sentimiento… ¡cómo van! ¡Se hacen maestros y adonde haya que ir, se van! Fueron cien mil palomas mensajeras. Fueron cien mil faroles en la noche. Fueron cien mil que enseñando aprendieron a amar aún más el verdadero valor de su bandera. Fueron cien mil, ganaron la partida, cargaron sus mochilas de una conciencia nueva.