Aquí estoy en mi neuquén Hombre-árbol semillando Con la fuerza del pehuén Y el dulzor de los manzanos Me miró la cordillera Con los ojos de sus lagos Y galopan por mi sangre Sus hechizos milenarios El viento me dio su grito El limay su agreste canto La vieja machi quillem La magia de sus veranos Viento metido en el grito Va agitando mis remansos Y se hace astillas mi voz Cuando quiere hacerse canto Altivo, audaz, arrogante Con milenaje araucano Cobré estatura en mi tierra Nutriéndome en su regazo Piñón, michay, frutilla Me dieron sabor indiano Orgullo de ser neuquino Con pulso del río agrio Trepé la sombra del árbol Por el centro del verano Regresé en el invierno Montado en un potro blanco Anduve leguas de ensueño De la angostura a varvarco Y encontré al tiempo dormido En los chenques araucanos La Luna salió a mirarme Con un cultrún en la mano Las machis juntaban días En las orillas de marzo Y con su antigua presencia Los señores olvidados Apretaban su tristeza En las pircas del cansancio Lanín arriba flameaba El cielo de mis paisanos Y volvieron con un ruego Entre el silencio y los labios El nguillatún los llamaba Con voz de bruma y ocaso Y hasta rezaron en indio Los de namuncurá, el santo Por las arenas bravías Iba rodando mi rastro Y el viento se entretenía Desnudando su pasado Sueños de alfarería Quebrados en un cántaro Por su boca destrozada Se quejaba aún el barro Tierra mapuche, mi tierra Conserva su propio llanto Y canta sus alegrías En el ñorquín de sus pájaros Ninguna tiene su acento Ni sus bosques, ni sus lagos Ni sus ríos corajudos De galope desbocado Con el limay, el neuquén La patria hará su milagro Florecerá la grandeza Que tanto y tanto soñamos Cuando sujetan su furia Chocón, cerros colorados Un complejo de mayúsculas Himno de paz y trabajo Laten por mis orígenes Los volcanes derrumbados Dioses de fuegos violentos Hundidos en un letargo Donde la sangre termal Fundadora de milagros Los que a copahue dieron La vida en aguas y barros Y cuando veo mi desierto Por torres crucificado Regalar su corazón De petróleo milenario Corro en el malón del viento Sin espuelas ni caballo Con un orgullo salvaje De argentino y de paisano Y en la boca de las machis Se va templando mi canto En el grito más antiguo Prisionero del uranio Y amanecido de oro Me voy a andacollo abajo Soñando por sus orillas Viejos sueños desvelados Y subo, en el silbo arriero Por las cuestas del palao Hayo yuyos milagreros Custodiados por el ñanco Lunas rotas en los cohiues Incendios en los ñirantos Vertientes que se ríen Con los ojos escarchados De la nieve más altiva Fugitiva de los barros Yo dejo mi corazón Prendido en su pecho blando Para que vuelva a los valles Repartido entre los pastos Cuando jueguen con sus crías Los ciervos y los guanacos Pulsando las soledades Voy regresando a los llanos Voy volviendo hacia mi origen Mezcla de indio y de blanco Y aquí estoy en mi neuquén Hombre-árbol semillando Con la fuerza del pehuén Y el dulzor de los manzanos Parado al pie de mi sangre De frente, frente a lo extraño Con la lanza maloquera O el sable expedicionario Sol de los arenales Regada en sangre del bravo sayhueque Grito que está volviendo En tu desbocado otro pehuenche Del cielo la honda noche Se oye del viento la serenata Tupos la Luna prende En la negra simba de mi araucana Aguas que van, quieren volver Aguas que van, quieren volver Río arriba del canto aprendido Neuquén quimey, quimey neuquén Sol que se está gastando En piedras lajas y turbias corrientes Besa la sombra india Que vuelve crecida De un sueño verde Ya madura el silencio Por el agreste vientre de tus bardas Quiere rayén dormirse Tiemblan sus entrañas Enamorada Aguas que van, quieren volver Aguas que van, quieren volver Río arriba del canto aprendido Neuquén quimey, quimey neuquén Neuquén quimey, quimey neuquén Neuquén quimey, quimey neuquén