Bajo el tedio que borda la lluvia con sus rotas agujas de esplín, te adivino, romántica y rubia sobre el viejo dolor de] jardín... ¿Qué será lo que borre tu asedio? ¿Quién será que me aleje de ti? Si las grises alondras del tedio final, sin remedio te acercan a mí. ¡Tedio!... Largas horas de la vida que recuerdan tu partida... ¡Tedio!... Sin remedio ni esperanza que hace gris la tarde mansa... ¡Tedio!... Con un canto de cigarras en la voz del bandoneón, cuando lloran las guitarras y se quejan las amarras que dejó tu corazón. Allí está como un verso de otoño tu amarilla hojarasca de abril. Con la verde ilusión del retoño, como un grito, de sueño febril... Y en el llanto fatal de los tangos; son tus pasos que quieren volver por un turbio camino de fango fatal, donde el tiempo ha empezado a llover.