Y podría contar de ti cien mil historias Y jamás te haría justicia, no Y podría guardar por años tu memoria Y proclamar tu gran noticia Y aún haciendo lo que debo Sigo aún debiendo todo a tu clemencia Tu paciencia es más de lo que pueda imaginar Ni en mil años te podría pagar Y por más que aprenda, no logro comprender La esencia de tu indescifrable amor Que cada día me devuelve al mismo rojo amanecer Cada mañana es volver a nacer En la cruz Donde primero vi la luz Y las manchas de mi alma yo lavé La realeza que se obstina Tu cabeza que se inclina Mi pobreza que termina en la cruz Y he gozado los deleites de la vida Y he surcado el mar abierto, oh Y he mirado el cielo azul flotando Sobre el amarillo del desierto Y me sigo enamorando cada día De la luz de la mañana Y aun así, despierto siempre en el mismo lugar En el monte que te oyó gritar, oh Y por más que aprenda, no logro comprender La esencia de tu indescifrable amor Que cada día me devuelve el mismo rojo amanecer Cada mañana el volver a nacer En la cruz Donde primero vi la luz Y las manchas de mi alma yo lavé La realeza que se obstina Tu cabeza que se inclina Mi pobreza que termina en la cruz Y habrá una réplica para la Sixtina Y pintará otro Velázquez las meninas Y volverán las oscuras golondrinas Pero nada igual a lo que un día se logró En la cruz Donde primero vi la luz Y las manchas de mi alma yo lavé Es mi brasa y es mi hoguera Es mi casa y mi vereda Todo pasa y todo queda en la cruz La realeza que se obstina Tu cabeza que se inclina Mi pobreza que termina en la cruz Es mi braza y es mi hoguera Es mi casa y mi vereda Todo pasa y todo queda En la cruz