Fume compadre, fume y charlemos y mientras fuma recordemos que con el humo del cigarrillo ya se nos va la juventud. Fume compadre, fume y recuerde, que yo también recordaré. ¡Con el alma la quería y un negro día la abandoné! Voy sin poderla olvidar, atormentado por la pena; ella juró que era buena y no la quise escuchar. De nada sirve el guapear cuando es honda la metida ¡pobrecita, mi querida, toda la vida la he de llorar! Y ahora compadre, arrepentido, quiero olvidarla y no la olvido. Si hasta parece que ella se mece entre las nubes de humo azul. Fume compadre, fume y soñemos, quiero olvidar mi ingratitud al ver hoy que como el humo se desvanece la juventud.