Ese fuego que desprendes cuando miras Tu manía de no darte por vencida Esa fuerza con la que aprietas mis manos Siento que liberas el mayor de los milagros Ese vicio que le tengo al fracaso A tirarme de cabeza en los charcos Tu talento para traerme la luz del día Cuando me falta el aire y me ahogo por las esquinas Llevo tu luz En lo más hondo de mi pecho Cuando se apagan mis ojos Con los tuyos los enciendo Dáme el calor Que solo encuentro en tus abrazos Cuando siento que este mundo Se me escapa entre las manos No hay otra luz Ese arte de hacer mil cosas al día Aunque a veces no sepas cómo te da la vida Por crecerte en los momentos más inciertos Por no permitirme que me hicieran sentir pequeño Esa luz que desprendes cuando miras Que conviertes lo que tocas Mis penas en alegrías