¡Dejá de acariciarme!... no quiero tus riquezas ni todo el oro junto que me podés brindar; yo quiero más cariño, yo quiero más tibieza, ¡el oro no me importa si tengo que llorar! Me han dicho, y no lo niegues, que soy para tu vida un "bibelot" que adorna tu regia "garzonnier". ¡Y yo como una ilusa estaba convencida que tus caricias suaves temblaban de querer! ¡Sinvergüenza!... Tus palabras me engañaron, pero ahora terminaron tus mentiras de pasión. ¡Sinvergüenza!... me amargaste con tu influjo, quiero irme de este lujo donde todo es perdición. Y te juro por mi madre, si aún existe, que todo el mal que me hiciste ha de ser tu maldición. ¡Déjame que me vaya!... no atrases mi partida... ¡No quiero estar contigo un solo instante más! Aún estoy a tiempo de rehacer mi vida y de encontrar la dicha que aquí no pude hallar. Te dejo tus alhajas que tanto mal me hicieron; no quiero llevar nada que me haga recordar el lujo de este ambiente fatal donde murieron mis bellas ilusiones truncadas al brotar...