Tengo un amigo pequeño que viene en las tardes hasta mi jardín para que yo sepa el cuento del último sueño que tuvo al dormir. Y es poco el tiempo que tengo para hacerme dueño de un sueño infantil, pero mi amigo pequeño quiere sonreír. Para mi amigo pequeño resulta importante venir hasta aquí porque tal vez en su casa se aburre, le pasa lo mismo que a mí. Por eso si el tiempo pasa me voy a su casa si él no viene a mí porque mi amigo pequeño se siente feliz. Tengo un amigo pequeño que viene en las tardes hasta mi jardín para contarme la última mala palabra que ha oído decir. Yo me contengo la risa, regaño su prisa voraz de saber pero mi amigo pequeño quiere conocer. Cuando mi amigo pequeño cabalga en mis hombros me siento corcel hasta que el grito materno anuncia que llega la hora de comer. Mi amigo se pone triste, se acabó su juego, lo siento por él y por mí, tengo un amigo pequeño que cuando me voy se pone a llorar.