Tan extraño y deslumbrante, resurgió en tu ciudad Liberado del delirio, de tu cruel enfermedad Tantos embrujos, encerrados en el mar Y tu alma que florece desde aquí para allá Nada más para oír, nada más otra vez Sólo el baile gris de tu sombra celestial Renaciendo reluciente, desde la profundidad Crea un acorazado complicado de tumbar Tanta energía en forma de espiral Invadiendo tu presencia, tu inmortalidad