Yo puse el amor, puse el cariño la ternura y me jugué apostando todo de mi vida en la inocencia de creer que ibamos a ser entre los dos el gran amor la gran historia pero comprobé que solamente era yo el que daba amor. Cometí el pecado de engañar mi corazón y lo entregué a la obstinación de darte amor y a cualquier precio me quedé con el gusto amargo de saber que desde siempre me has mentido y con el dolor de comprobar que solamente amaba yo. Tú te dejaste querer, mientras yo me consumía. Tú te dejaste querer, yo pensaba que eras mía Pero al final resulto que a la hora de hacerme un balance perdiendo salía, yo era un juguete, un esclavo, que a veces me hacías hacer el amor según te convenía.