Tu cabellera rubia Caía entre las flores Pintadas del percal Y había en tus ojeras La inconfundible huella Que hablaba de tu mal... Fatal, El otoño, con su trágico Murmullo de hojarascas, Te envolvió Y castigó el dolor... Después todo fue en vano, Tus ojos se cerraron Y se apagó tu voz. Llueve, La noche es más oscura... Frío, Dolor y soledad... El campanario marca La danza de las horas, Un vendedor de diarios Se va con su pregón... ¡Qué triste está la calle!... ¡Qué triste está mi cuarto!... ¡Qué solo sobre el piano El retrato de los dos!... El pañuelito blanco Que esconde en sus encajes Tu pálido final Y aquella crucecita -Regalo de mi madre- Aumentan mi pesar... No ves Que hasta llora el viejo patio Al oír el canto amargo De mi amor Y mi desolación... ¡Porque las madreselvas, Sin florecer te esperan Como te espero yo!