Tengo un amigo aún... lástima grande que esté crucificado y mal herido, que no puede evitar que se desangre ni aliviar sus dolores infinitos. Tengo un amigo aún... no estoy tan solo y a salvo estoy de todos los olvidos; él sabe que yo fui por mucho menos traicionado como él y mal vendido. Si la inútil infamia de la gente me arma con una piedra en cada mano, él me reprocha con sus ojos tristes, él me desarma con sus ojos mansos y si digo tan sólo una palabra que pueda herir a un corazón hermano, le sangra más que a mí la herida abierta y llora más que yo porque hice daño. Tengo un amigo aún... que me perdonen aquellos que en la vida me han querido, si a veces me convierto en solitario y me voy por las calles del olvido. Tengo un amigo aún... y lo repito en medio que la calle que he elegido, la de mi soledad, donde me espera con sus brazos en cruz mi único amigo.