Eran cien ovejas Que había en su rebaño Eran cien ovejas Que, amante, cuidó Pero una tarde Al contarlas todas Le faltaba una Le faltaba una Y, triste, lloró Las noventa y nueve Dejó en el aprisco Y por la montaña A buscarla fue La encontró llorando Temblando de frío Ungió sus heridas La cargó en sus hombros Y al redil volvió Si tú eres un alma Que sufres la angustia De sentirte sola En cruel lobreguez Hoy te traigo nuevas Nuevas de gran gozo Es el evangelio Que salva y redime Y te da la luz Las noventa y nueve Dejó en el aprisco Y por la montaña A buscarla fue La encontró llorando Temblando de frío Ungió sus heridas La cargó en sus hombros Y al redil volvió