Suena, tango amigo, tu canyengue dormilón, vuelquen los violines melodiosos su cantar, gima su rezongo de tristeza el bandoneón que también yo quiero recordar. Como vos yo tuve una canción dentro de mí, como en vos trinaron mis violines su emoción como en vos mil veces se ha encogido de sufrir este fueye de mi corazón. Tango, que traés el olvido como una copa de alcohol, y emborrachás el sentido con el veneno de tu sensación. Dame, tango, tus tristezas, que borracho de ilusión yo quiero que tus ternezas me expriman como un fueye el corazón Ella también era una canción hecha mujer y era como un trino de alegría su mirar, como melodías de violines su querer y cadencias de tango su andar. Pero halló en la copa de tus versos su sentir y también borracha de tu mala sugestión, de tus bandoneones aprendió el hosco gemir y ya para siempre entristeció.