Recitado. Yo no discuto con Dios; El sabrá lo que hace, pero hoy se le pasó la mano y me pegó hasta en el suelo... Cantado. De entrada, me cortó el lazo, y el trenzado, nada menos, un toro negro que andaba de ayer con la bosta hirviendo. Encima, me corneó el bayo cuando se nos vino al cuerpo y a mí por poco me saca encumbrado entre los cuernos. Después se aflojó la cincha al ladearme en un encuentro, y anduve arando a la fuerza unos metros por el suelo. Menos mal que en el porrazo no me quebré ningún hueso. En cambio, rompí la manta, perdí un corvo casi nuevo y me hice en una rodilla un tajo de geme y medio. Recitado. Después de una media siesta, que me compuso algo el cuerpo, me apreté a morir la faja, me eché un aguardiente al seco, y para andar más seguro, ensillé mi viejo overo, con el que aguanté hasta lo último sin aflojarle ni un pelo. ¡Que cuando uno está de malas, no hay que andar con vasos medios sino empinarse hasta el concho, aun sabiendo que va muerto! Así me gané un respiro, peleando a lo indio en el suelo, hasta que, de vuelta al rancho, pisó mal el pobre overo, y en un hoyo maldecido se me mancó sin remedio. Llegué con noche cerrada, molido y muerto de sueño, y ahí ya fueron las diez de última, porque me tenía mi suegro la nueva de que a las cinco mi mujer tomó el expreso y se fue, quién sabe a dónde, sin dejar ni un hasta luego. Cantado. Yo debía conocer las uvas de mi majuelo, ya que ,al mes de andar con ella, me tiró un pial con el cuento de que era mío el encargo, que ya traía en barbecho; pero si esto pasa ayer, hoy moviera tierra y cielo buscándola enceguecido para hacer un escarmiento. En cambio, hoy todo lo que hice fue decirle al pobre viejo: Recitado ¿Se fue? ¿Y por tan poco, taita, se ha perdido el primer sueño? Y es que en un maizal de males, ¿qué hace un choclo más o menos? Cantado. Por suerte, me dejó el crío que, aunque no es mío, lo quiero. La manta será frazada del pobre huacho este invierno. Recitado. La pierna no me preocupa: ya sola se hará un remiendo. Tengo otro puñal. Del bayo, quizá no sirva ni en cuero. El lazo quedó botado donde falló, y el overo, mancado y todo, por noble merece morir de viejo. Cantado. A ella, que le vaya bien y se dé gusto sin miedo. Aunque me arruinó la siembra con sangre yo no la riego. Recitado. Por eso es que no discuto con Dios, pero a ratos pienso ¿No me habrá tomado por otro o le habrán ido con cuentos?