Anoche abrí una caja de recuerdos, una caja repleta de emoción. No sé por qué la abrí, sé que al abrirla la pena me tiró su manotón. Envuelta en un papel amarillento una rosa reseca apareció y, con ella, de amor un juramento que el olvido matrero borroneó. Rosa, rosa reseca, rosa amarilla como el papel, nunca digas a nadie lo que me has visto llorar por él. Rosa, que todo sabe guarda el secreto de mi dolor. Rosa, rosa reseca rosa amarilla, como mi amor. Anoche me dijeron que volvías y de luz se inundó mi corazón. Me dijo la esperanza muchas cosas, con mi esperanza me asomé al balcón. Lo vi pasar cansado y vacilante, el perdón a mi pecho despertó. El papel amarillo fue brillante y la rosa reseca revivió.