Vení, varón: Quiero la dulce tempestad de niño triste que tenés. Quiero tu sed, tu rebelión, tu plenitud de par en par. Vení, varón: Sé que en la piedra más sencilla que encontrés, me acostarás. Y al vernos el amor, querrá ser hombre el sol, y el mar, mujer. Abrazame entera que querer es lastimarse con cien puentes, y en el último, mi vida, toda tuya, cruzo yo. Si sos Lo lejos, andaré. Y aunque hayas muerto, no soltés. Porque si has muerto, yo seré tu tierra honda, mi varón.