Gira la ruleta ciega, sobre el tapete verde, rueda la fortuna, gira el mundo en una mano. Hay tanta publicidad para animales refinados, hay tanta inutilidad para deseos nunca saciados. Hay tanta gente encorvada en los campos por un poco de trigo, un puñado de miseria. La balanza está inclinada al norte sin rubor, ¡sí, todos iguales, pero hay siempre alguno mas igual! De nuevo en mi puerta un mundo está pidiendo mi respuesta: arrugas de sudor cercan sus ojos... y en su regazo, hijos temblorosos. Emigran como golondrinas de otoño grandes masas de gente persiguiendo ilusiones. La poblacion aumenta, va creciendo sin medida: es un continuo reto al Occidente consumista. Duermen en cartones sobre las aceras; allí, frente a la fiesta, fiebre del sábado noche. Poco a poco vamos hacia la mundialidad, pronto el mundo unido será una necesidad! De nuevo en mi puerta...