Al releer tristemente Páginas de honda ternura, Rueda a mis pies el cadáver de una flor Que yacía entre palabras suyas... Flor que lució noblemente, Con pintoresca hermosura, Prueba de afecto profundo en el ayer... ¡y hoy fantasma del fugaz querer!... Muerto pensamiento, que ella un día me ofreció: Otro pensamiento ha perdurado tu existir El de mi mente, siempre vivo, Que en los recuerdos está cautivo. Horas que entre dichas amorosas vimos ir: Guarda el pensamiento vuestro aroma embriagador, Eterna flor que yo cultivo Con cálido fervor. En mi soledad Mi mente emprende un vuelo, Rehúye la cruel verdad Y otra vez hasta los cielos Donde puso sus anhelos se va... Soy feliz así, A solas con mis sueños, Que en ese mundo aún soy dueño Del bien que en este mundo ya perdí.