Yo siento el invencible tramonto de la vida, y busco de mis penas romper el eslabón; pero el fatal recuerdo de la ilusión perdida clavando está sus garras en mi sangrante herida. Privado de aquel fuego de tus caricias tiernas el funeral de mi alma lo veo comenzar; y he de seguir volcando mis lágrimas eternas hasta que ya no tenga más llanto que enjugar. Mi juventud perdí junto al dolor tenaz, y lejos ya me vi del ángel de la paz. La alondra de tu amor calló su cantar, y mi corazón, esa canción viene a implorar. El viento de mi angustia rugió con sus enojos, y me preguntó, a solas, en mi desilusión: ¿Quién es el marinero que en tus divinos ojos pudo fondear las anclas de todos tus antojos? Por más que hayan besado tu boca inmaculada, donde sembré el perfume de mi pasión ideal; la huella de mis besos no quedará borrada, porque elle simboliza, ternura espiritual.