Cubro mi ser con su sangre, llamas de fuego toman posesión, antorcha humana de sabiduría guíame al día de la eternidad. Truena Kuryos con tu gloria profanando herejías No hay lamento ni condena solo honra al Yo Soy En el abismo de la muerte, un sarcófago exhibido La bandera que flamea es de Cristo el Salvador Solo a ti Señor doblo mis rodillas, toda potestad tienes oh Cordero tu trono celestial ilumina mi ser, la gloria el honor para ti Adonai. No hay retorno de polvo en tierra Ni barro que reclame su sangre Las tinieblas se humillan a la luz Cuando el peregrino de la eternidad por el viento va Mis pies enrojecen por la sangre altiva de mis enemigos que veneran la maldad, las huestes del infierno se preparan a su exilio destrozadas y humilladas por el Cordero redentor.