Vendrás cuando tu nombre me suene a naftalina y cuando yo no tenga ni bronca ni rencor, cuando en mi agenda nueva no exista tu apellido cuando ya esté cansada de hablar siempre de vos. Vendrás cuando tu nombre no huela a primavera cuando las cuatro cartas que están sin contestar sean papeles viejos al fondo del olvido y que por un descuido rompí por la mitad. Volverás porque siempre se vuelve cuando queda en el horno el pan sin hornear Volverás y volverás tan tarde que no habrá más recuerdos que te puedan salvar. Vendrás cuando el chavón que tenías por hermano miró a esta pobre mina llorando en el rincón, el rincón estaba oscuro y un poco perfumado y mi boca temblorosa pedía por favor. Vendrás cuando la calle que es linda y traicionera te deje un poco ciego después del resplandor y extrañes ese abrazo al que dejaste un día pensando que era hora de hacerte mas varón. Volverás...