Yo no quiero que me engrupas con dulzuras de gotán, ni que me hagas cien promesas de quererme hasta morir, ni pretendo que si un día de mis besos te cansás no me digas que estás seca de aguantarme y de sufrir. Yo no quiero que me beses si te cuesta dármelos, ni que me hagas un cariño si deseos no sentís. Yo te quiero francamente, buenamente, como sos, y prefiero tu desprecio a saber que me mentís. Yo sólo te ruego que tengas conmigo dulzuras de novia y sinceridad; y que no te olvides que soy un amigo capaz de ayudarte en la adversidad. Nunca tuve ni un alivio en mi vida siempre igual, desde pibe cara a cara con la suerte me enfrenté, la desgracia ha sido siempre mi compañera más leal y en el juego del destino como acero me templé. Nunca tuve del cariño la más mísera ilusión, hasta el día venturoso en que a vos te conocí. vos pusiste luz de luna en mi pobre corazón. ¡Procurá que nunca, nunca, yo me pueda arrepentir!