Se llamaba María Remedios y en el barrio San Telmo nació. Fue guerrera de la independencia y en trances heroicos su arrojo mostró. Tuvo amores con un arribeño, buen sargento, riojano de ley, que en la noche de su casamiento moría en la iglesia, cercana al virrey. Después de unos años del triste recuerdo marchó de su patria con un batallón. Y aquellos amores del pobre sargento se fueron borrando de su corazón. Vistió desde entonces igual que un soldado con botas, espuelas y gran chiripá. Y fue prisionera de los realistas en la residencia de la libertad.