Yo no sé si he merecido este rigor terrible del destino de encontrarte en mi camino. Sólo sé que en el abismo de este amor perdí por tus antojos mi conciencia y mi decoro. Todo un ayer de bien y de trabajo, pan de un hogar que fue barranca abajo... Maldición que en este infierno de pasión me retuerce encadenado a tus labios y a tu voz. Sólo yo sé de mi vida manoseada, de este infierno que gané por no perderte, de este horror de ver pesada en la balanza mi conciencia que era honrada por ganar tus sentimientos. He negado los sagrados mandamientos. He burlado la confianza de mi madre y ante Dios y ante los hombres, torpe y necio, sólo yo conozco el precio que pagué por este amor. Yo no sé qué inexorable maldición me entrega desarmado a este amor que me hace esclavo. Es más fuerte que el desprecio sin perdón que en medio del abismo voy sintiendo por mí mismo. Todo lo di, brutal, en mi locura. Todo lo di, respeto, fe, cordura, y perdido, sin poderlo remediar, pese a todo y contra todo cada vez te quiero más.