Salve, oh Reina Salve, oh Reina, dulce Madre nuestra toda bondad, toda clemencia, amor a ti gimiendo el alma se confía ¡Sola esperanza al humano dolor! Vuelve a nosotros tus divinos ojos llenos de amor y de serena luz y muéstranos, después de este destierro la casta flor de tu seno, Jesús