Noche frígida aquí me tienes en gran tempestad Guíame, vélame, con tu oscuridad Tápame sobre tus ramas en sequedad El silencio se acostumbra a sopesar, aunque en mi aliento Se cubra un manto de sombras Ya que no estaré en este amargo amanecer Donde la paz y este terrible placer Terminan consumiéndome entre llamas Sin alma y dañada Dentro en mi ser te llevo una y otra vez Madre muéstrame el camino a recorrer Ya que no estaré en este amargo amanecer Donde la paz y este terrible placer Terminan consumiéndome entre llamas Sin alma y dañada Te llamo a ti, Madre Hécate Te llamo a ti, Madre Hécate