Son infinitos los celos Que me despierta la calma que te penetra Y posee cuando yaces Dormida Tus labios veniales Tus ojos mortales Tu cuerpo desnudo, entero, abatido Entregado a su merced En ese momento Cuando la belleza de la muerte Mana de tu anatomía Cada poro de tu piel, cada estigma Me revela todos mis miembros Uno a uno, y me invita a traspasarte Como traspasa la luz el cristal purismo Sin romperlo ni mancharlo Para que nunca despiertes Y así ser Tu sueño eterno