Era una tarde, corría una brisa Muy cálida y suave Por la rosaleda Cerca del lago leyendo poesía Estabas oculta entre la arboleda Turbe el silencio con mi pisada Hubo un suspiro y dos miradas Era una tarde, corría una brisa Muy cálida y suave Por el rosedal Y nos volvimos a ver En aquel mismo lugar Y grabado en un rosal Quedó un nombre de mujer Como un recuerdo imborrable De horas vividas y de ilusión Mientras la tarde moría Y el Sol nos enviaba Un beso de amor Más no éramos iguales Y eso nos separaba Un mundo de distancias Había entré los dos Tú eras de familia Muy rica y distinguida Yo, en cambio, solamente Era un trabajador Vivías entre el lujo En un regio palacio Ningún amor sincero Podías tu sentir Tus autos y lacayos Tu oro y pedrería Tus sedas, tus encajes Te alejaron de mí