El 28 de diciembre de madrugada, me encontré con Juanita muerta, con las patitas abiertas sobre sus huevitos, como recogida y pensativa sobre el nido, había quedado fría y rígida, como una cascarita de naranja, tal vez recordando el perfume del verano y el canto de sus hijos, ya nacidos. Dulce Juanita, dulce Juanita, mi tierna pajarita, ay, cómo pudo caberte en el cuerpecito toda la muerte, ay, tristecita y helada, empollando nada, tu vida entera duró una primavera y quedó acabada de madrugada. La jaula está desierta y Juanita muerta sobre su nido, parece estar despierta y pone el oído sobre un latido, corazoncito herido se está enfriando y yo estoy llorando, ya no se oirán tus píos en el estío, piquito frío. Dulce Juanita, dulce Juanita, mi tierna pajarita, ay, cómo pudo caberte, en el cuerpecito, toda la muerte.